sábado, 10 de agosto de 2013

"Héctor Oesterheld o la historieta se pone los pantalones largos" - Reportaje de Sergio Sinay para el diario EL CRONISTA (1975)

Fue en el bar La Academia, en la ciudad de Buenos Aires. Cerquita de la Plaza de los Dos Congresos. Fue un sábado 18 de junio del año 2005. Y fue por la tarde. Lo sé perfectamente porque los emails intercambiados entonces -a falta de buena memoria- atestiguan con lujo de datos el hecho: 
El amigo, ilustrador e historietista Sergio Castro, me comentó en una reunión de amigos, la existencia de un reportaje a Oesterheld que pocos conocían. No se sabía exactamente cuando, pero había sido publicado en el diario EL CRONISTA, allá por los años setenta. No lo recuerdo ahora, pero seguro también me habrá dicho en aquella ocasión, que el dato lo había obtenido porque el reportaje había sido comentado en una vieja revista SKORPIO. Y al otro día de esa charla, recibo un email de Sergio sumando más datos y una copia del apartado publicado en la SKORPIO #16 del año 1976. Y ese fue el puntapié inicial de una larga e incansable búsqueda que hoy permite, finalmente y después de más de ocho años, que lleguen a ustedes estas palabras de Héctor.


HECTOR OESTERHELD O LA HISTORIETA SE PONE LOS PANTALONES LARGOS
Por Sergio Sinay

DIARIO EL CRONISTA
SUPLEMENTO CULTURAL #10
VIERNES 10 DE OCTUBRE DE 1975

Finalizaba la década del cuarenta cuando un joven geólogo argentino se daba de narices contra una realidad que, aun hoy, mantiene su descorazonadora vigencia: al cabo de los años invertidos en el estudio de su profesión, ésta no le permitía la supervivencia económica.
Así fue como al poco tiempo se internaba en una insospechada experiencia: convertirse en autor de cuentos infantiles para la Editorial Abril. Su tránsito por ese oficio iba a ser sin embargo, breve. En 1951 la editorial se lanzaba de lleno a la producción de historietas -SALGARI, MISTERIX, RAYO ROJO, CINEMISTERIO serían títulos señeros de ese intento- y el joven geólogo recibió una propuesta. ¿Se animaba a producir algunos guiones para aquellas publicaciones? Se animó, y ancló definitivamente en la especialidad.
De esa manera quedó definida la verdadera vocación de Héctor G. Oesterheld. El cuarto de siglo transcurrido desde entonces lejos de convertir su nombre en un dato del pasado, no hizo más que reactualizarlo permanentemente como el más destacado guionista argentino de historietas y uno de los más valorados a nivel internacional.

-"Lo curioso es que antes de hacer aquellos guiones yo ni siquiera había sido un lector habitual de historietas. De chico había preferido siempre los libros de aventuras. Los dibujos me daban la impresión de coartar la imaginación. Sin embargo, no tuve problemas para hacer los guiones. Simplemente me propuse escribir las mismas aventuras que a mí me hubiera gustado leer".

Para el lanzamiento de sus revistas, Abril trajo al país a un equipo italiano que marchaba entonces a la vanguardia del género. Los dibujantes Hugo Pratt, Mario Faustinelli, Ivo Pavone, Guillermo Letteri, Sergio Tarquino y el guionista Alberto Ongaro llegaron a la Argentina para convertirse en pioneros de una verdadera revolución en el género. Oesterheld se sumó a ellos. Y junto a él podían contarse otros nombres nacionales: Solano López, Carlos Vogt, Carlos Freixas, Walter Ciocca en el dibujo; Carlos Nalé Roxlo y Julio Portas en los guiones.
La historieta comenzaba a adquirir su mayoría de edad. Debiéndole ciertos rasgos a la literatura, a las artes gráficas o al cine, al ser ejecutada por especialistas de talento demostraba que no era, al cabo, un símil de ninguno de ellos y sí un género con características y leyes propias.

-"Muchos la consideran un género menor y la miran peyorativamente. Sin embargo, hay que leer con detenimiento' las buenas historietas para darse cuenta de que no es así. Por otra parte, es absolutamente improbable que a quien tiene el hábito de la lectura la historieta se lo saque, así como contribuye a que, por ejemplo los niños, tengan a través de ella su primer acercamiento a la literatura. Es responsabilidad de quienes la hacen, que se trate de un acercamiento sano y positivo. El género ofrece esa posibilidad".

La revista MISTERIX sería el receptáculo y la fuente de las mejores historietas de aquella época, y su vida se prolongaría hasta 1957. En ella y en RAYO ROJO. lanzaría Oesterheld sus primeros personajes: "Sargento Kirk" (dibujado por Pratt); "Bull Rockett" (Campani); "Ray Kitt" ( Pratt); "El indio Suárez" (Freixas). También aparecerían allí "Kim de la nieve" (de Faustinelli); "Drake, el aventurero" (de Ongaro y Freixas); "Fuerte Argentino" (de Almada, en realidad Portas, y Ciocca); "Mark Cabot" (de Ongaro y Vogt); entre otros títulos legendarios.
La conjunción de diferentes factores, en su mayoría económicos, hizo que a medida que languidecía la década del cincuenta, comenzara a oscurecerse el período de esplendor de las revistas de historietas (a los títulos de Abril se habían sumado otros como PATORUZITO, PUÑO FUERTE, EL GORRION, HACHA BRAVA, BUCANEROS, SUPERHOMBRE, BATMAN o las de la editorial Columba, como D'ARTAGNAN, EL TONY y FANTASIA, estas tres existentes aún hoy).
Las primeras grandes devaluaciones del peso desquiciaban los costos, las agencias internacionales seducían a los dibujantes y guionistas con mejores pagas, las editoriales encaraban nuevos proyectos periodísticos.

-"Esas fueron las causas más importantes que fomentaron el eclipse que comenzó a aquejar al género. Pero entre las razones no figuraba para nada el presunto desinterés de los lectores ni la competencia de la televisión, como a veces se suele decir. El lector de buenas historietas comienza a serlo cuando niño y no abandona de grande su gusto por esas aventuras. Al margen de eso, no creo que la televisión haya sido nunca una competencia real. La historieta tiene un universo propio, algo que no pueden dar otros medios, simplemente porque son distintos".

El propio Oesterheld se encargaría de demostrar que el género no estaba agotado. Hacia 1957, cuando la existencia de las otras revistas comenzaba a verse enmarcada por signos de interrogación, él -junto a su hermano Jorge- se lanzó a una nueva experiencia: las revistas FRONTERA y HORA CERO, sin duda los puntos más altos tocados por la historieta argentina. Los dibujantes Hugo Pratt, Solano López, Carlos Roume, Ivo Pavone, Arturo del Castillo, Daniel Haupt, Jorge Moliterni, Alberto Breccia, aportaban un alto nivel estético a la notoria adultez de los guiones. Fue la época que marcó el nacimiento de personajes que hoy son clásicos y que dieron la definitiva prueba del talento de Oesterheld: "Randall", "Ticonderoga", "El Eternauta", "Ernie Pike", "Sherlock Time", "Leonero Brent" y el propio "Sargento Kirk", entre varios más.

-"Había una libertad total para crear. Las historias podían ser muy cortas, de unos 70 cuadritos, y reflejar apenas una anécdota, una situación, o muy largas -como algunas de El Eternauta que llegaron a tener 3.000 cuadros- y transformarse casi en el equivalente de una novela. Pero en todos los casos traté de desarrollar al máximo aquello que para mí es primordial: crear buenas tramas, pero crear también buenos personajes, seres creíbles, con definidos perfiles y conflictos humanos".

Esa carnadura es para Oesterheld casi un dogma y se trata, en definitiva, del elemento que caracteriza a su producción, el que la elevó por encima de la ingenuidad y la elementalidad que suele dar razones a quienes subestiman a la historieta.

-"Ningún dibujante, por excelente que sea, puede salvar un mal guión. Y un buen guión no es posible si quien lo escribe no tiene ciertas inquietudes culturales y espirituales. Yo pienso que a mí me ayudó la formación humanística que tuve como producto de mis estudios. Y también el hecho de que siempre me mantuve en contacto con la buena literatura. La buena literatura es imperecedera y en ella están los grandes temas del hombre. En definitiva se trata , guardando las distancias, de reflejar en las aventuras de la historieta esos mismos temas. A mí, por ejemplo, nunca me interesaron los superhombres ni los héroes invencibles y todopoderosos. Con ellos sólo pueden construirse malas historietas. Prefiero los hombres comunes, viviendo historias que quizás pueden ocurrirle al lector".

Aquejadas por problemas económicos -que en nada tenían que ver con una disminución de sus ventas, sino con la inexperiencia financiera- HORA CERO y FRONTERA desaparecieron en 1960. Lo que llegaron a significar y el valor que se les concede aun hoy puede quedar reflejado por un sólo dato. En el Parque Lezica -verdadero mercado persa de todo cuanto se edita y se ha editado en el país en cualquier género- una colección completa de alguna de esas revistas llega a cotizarse, cuando se la consigue, a un millón de pesos moneda nacional. Un ejemplar suelto difícilmente baja de los 10 mil pesos.
La pobreza gráfica y literaria que signaron a la historieta argentina desde la desaparición de esos dos óptimos títulos pareció quebrarse alrededor de un año atrás, cuando irrumpió en el mercado SKORPIO, una revista que marcó la reaparición de algunos excelentes dibujantes y verificó la intención de aportar guiones "oesterheldianos", aunque todavía saturados de un melo-dramatismo y de concesiones que Oesterheld siempre eludió. Bien acogida, esa revista fue la punta de lanza tras la cual harían su aparición CORTO MALTES y TIT-BITS, dos nuevas publicaciones encargadas de vigorizar esa línea y de recuperar algunas de las mejores producciones de la  historieta argentina.

-"Lo que esto demuestra es que el público nunca desertó y que la buena historieta es siempre bienvenida y esperada. A lo largo de todos estos años en que no se hizo este tipo de historieta, cualquier editor que lo intentara hubiera tenido éxito, porque los lectores estaban y están siempre aguardando producciones de alto nivel".
"De todos modos pienso que no se puede hablar aún de una revolución en la historieta. Las que venden las agencias internacionales son de guiones muy mediocres a pesar de que, en ese nivel, la actividad ha sido siempre intensa y creciente. Por lo demás, si bien es cierto que ha habido una gran evolución en los dibujos, en los guiones existe una modernización que no siempre es tal. Lo que hay que hacer es incorporar a la historieta todas las cosas y preocupaciones que se van integrando a la vida del hombre. Pero hay que hacerlo de modo que nunca se pierda el valor de la aventura. Sexo, violencia y política son elementos que si se ponen como simples ganchos y desgajados de todo contexto terminan por conspirar en contra de las características de la historieta".

Aunque ya no trabaja en sus antiguos personajes, Oesterheld mantiene actualmente su actividad. Convertido en el principal guionista de las revistas de Columba -D'ARTAGNANEL TONY y FANTASIA- sus criaturas son ahora "Kabul de Bengala" (especie de héroe mitológico); "Haakón" (un aventurero independiente e intelectual que desentraña casos policiales); "Tres por la ley"; "La brigada Madeleine" (historias que revelan anécdotas marginales de la guerra), así como una flamante historia de vikingos. Su producción es de una docena de guiones mensuales en los que, confiesa, no insume tanto tiempo escribir como hallar una buena idea. Aunque los personajes actuales difieren de los de la época de FRONTERA y HORA CERO (hoy da más preeminencia a las tramas, aunque la carnadura y los conflictos permanecen como elementos distintivos) sus guiones siguen reconociéndose porque ejemplifican el camino posible y deseable para 'un género tan masivo como valioso por los amplios estratos sociales a que llega. 

-"Yo pienso que las posibilidades en este género son muchas. Pero hay que comenzar por quererlo, respetarlo y darle el lugar que tiene por sí mismo. Quienes no hacen eso, no pueden producir buenos trabajos. Muchos novelistas se hicieron guionistas para ganar unos pesos y sus resultados fueron pésimos, porque se notaba en ellos una subestimación. Hay también quienes se ponen a hacer guiones porque se sienten escritores fracasados. Y no sirve ni una cosa ni la otra. Ser guionista de historietas es algo en sí mismo. Hay que leer, hay que enriquecer la formación cultural, hay que trabajar mucho, corregir, buscar mejoras.
Al menos esa es la forma en que yo siempre me he planteado esta actividad. Hay mucha gente, amplios sectores de trabajadores y personas de condición humilde que -por razones culturales, económicas y sociales- sólo lee historietas y esa es una responsabilidad muy grande para quien escribe guiones. No se puede tomar las cosas a la ligera, no se puede hacer daño a esa gente pensando, que, después de todo, la historieta es algo menor. Un novelista de éxito llega a 20 mil personas. Una historieta a más de 100 mil. Sin amor por el género ni respeto por esas personas, el oficio comienza a ser peligroso".

Tras veinticinco años de labor un repaso de la producción de Héctor Oesterheld podría convertirse en una manera de detectar esos postulados tras los mágicos cuadros de una historieta.

Sergio Sinay


OESTERHELD HABLA DE SUS HÉROES

La galería de personajes creados por Héctor G. Oesterheld es harto nutrida. Lo que sigue es un repaso de las características de los héroes que más popularidad alcanzaron y fue ensayado por su propio creador:

SARGENTO KIRK: "Es un personaje del oeste que no tiene puntería infalible pero sí contacto con la vida. En principio estaba pensado para transcurrir en la Argentina y desmitificar aquello del soldado héroe, el indio villano y todo lo demás. Terminó siendo una primera versión de los western revisionistas que vendrían después".

BULL ROCKETT: "Civita me pidió que creara un piloto de pruebas. Yo en principio hice eso, pero luego fui agregándole otros elementos hasta convertirlo en un hombre de ciencia que, además, era hombre de acción. Creo que transmití a Bull Rockett mis propios conocimientos y formación cultural".

EL ETERNAUTA: "Comenzó siendo un cuento corto de apenas 70 cuadros. Luego se transformó en una larga historia, en una suerte de adaptación del tema de Robinson Crusoe. Me fascinaba la idea de una familia que quedaba sola en el mundo, rodeada de la muerte y de un enemigo ignorado e inalcanzable. Pensé en mí mismo, en mi familia, aislados en nuestro chalet y comencé a plantearme preguntas".

ERNIE PIKE: "Yo nunca estuve en la guerra, ni tuve experiencias emparentadas con ella. Pero siempre me preocupó lo que ocurría con los seres humanos que combatían y en quienes, en definitiva, nunca se piensa. Entonces creé esta serie de relatos en donde se tomaban anécdotas marginales referidas a las reacciones, las emociones y los problemas de esos seres, independientemente del uniforme que los mismos vistieran".

MORT CINDER: "Apareció en 1962, en la segunda y breve época de MISTERIX. Es una historieta cargada de angustia y de reflexiones sobre la muerte, sobre los recuerdos, sobre el tiempo pasado. Era una época en que yo estaba muy mal y creo que mi propio estado se reflejaba en Mort Cinder. Además, también Breccia, el dibujante, pasaba por una etapa similar y ello terminó por hacer de la conjunción de texto y dibujo algo bastante alucinante".

Nota: queremos agradecer al Sr. Sergio Sinay que nos autorizó a publicar este trabajo en el blog para compartirlo con ustedes. Y agradecemos desde ya mencionar las fuentes.